La basura toca un hábito que no queremos ver.
Un hábito es una conducta llevada a cabo con regularidad, es decir, repetida en el tiempo, que es aprendida –no innata– y que requiere de poco o ningún compromiso racional.
¿Tirar la basura seria un hábito para el humano pero un vicio para el medio ambiente?…
Va dentro de una bolsa negra, bien cerrada y nos da un asco tocar de ha si ser.
Entonces, cuando alguien cuestiona este acto, simplemente nos molesta.
La basura este en las calles o dentro de la bolsa no deja de existir y de ser un problema.
La forma, medida y maneras en las que consumimos HOY tienen que cambiar.
La conciencia tiene que cambiar.
La moral y la ética tienen que estar más presentes que nunca.
Las playas más visitadas se limpian a primeras horas de la mañana, si no, los turistas visitarían el “basurero” en la playa.
Entonces en vez de crear políticas y reformas para evitar esta contaminación, el estado decide que es mejor contratar personas que recojan todos los desperdicios que los turistas y visitantes tiran.
Con los estadios pasa lo mismo, es mejor porque deja más ganancias, es más “conveniente” contratar la compañía de limpieza al final de cada partido.
La basura no dejará de existir solo porque tu basura este dentro de una bolsa.
Reciclar y compostar son una muy buena forma de comenzar a reducir esta.
Además de cuestionar la conveniente, rápida y fácil forma de consumir que has decido adoptar.
“¿Son las compañías petroleras los verdaderos héroes de la pandemia de COVID-19? Eso es seguro lo que les gustaría que pienses. En una reciente oleada de “publicidad de reputación corporativa” destacada por Emily Atkin en el boletín HEATED, compañías de petróleo y gas, además de American Fuel and Petrochemical Manufacturers (AFPM), un grupo de la industria que cuenta con Chevron, Exxon, Citgo y muchos otros entre sus miembros publicaron una serie de anuncios en Twitter argumentando que, dado que las compañías de petróleo y gas suministran petróleo a los fabricantes de máscaras faciales, desinfectantes para manos y trajes protectores, están ayudando a mantener a la población segura y saludable.
Lo más obvio es un aumento en la contaminación plástica. Los océanos ya están inundados con un flujo de 13 millones de toneladas métricas de plástico al año, según una estimación de 2018 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (aunque la cantidad real sigue siendo desconocida). Teniendo en cuenta la gran cantidad de productos de PPE que los países ahora solicitan para proteger a sus ciudadanos (la demanda de máscaras faciales solo en algún lugar en miles de millones) es fácil ver por qué las personas están preocupadas.
“Es un oportunismo cínico”, dijo Hocevar a Grist. “Ha sido realmente desagradable ver a la industria del plástico explotar los temores de las personas … en un momento en que todos intentan entender lo que deben hacer para mantenerse a salvo a sí mismos y a sus familias”.
Lo mismo vale para más que solo PPE. Hocevar dice que hay evidencia abrumadora de que dependemos del plástico para demasiadas cosas, por eso, a pesar de todo, muchas ciudades y negocios no han cancelado su transición de los plásticos de un solo uso; acaban de diferirlo. A largo plazo, esa transición ayudará a abordar los problemas crecientes del cambio climático y la contaminación de los océanos, que afectan a toda la vida en la tierra. El plástico “no solo es malo para las tortugas, sino también para los humanos”, dijo Hocevar a Grist.”
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